lunes, mayo 03, 2010

LA NATURALEZA DE LA DISCRIMINACIÓN ARTIFICIAL

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Fragmento del segundo capítulo, llamado: "La Naturaleza De La Discriminación Artificial" del hasta ahora borrador del libro Roztro o Vizage en ingles,italiano, francés y portugués, como subtitulo: Ética Contemporánea Aplicada de: Rafael Escallón, creado en el 1993 de diálogos extensos y estudios con la co-fundadora de roztro Mercedes Escallón cuando Rafael aun era un niño, luego en 1999 con los primeros roztristas conceptuales como Mercedes García, Gustavo Martinez y Jose Paut, posteriormente en el 2001 en de aportes fundamentales de roztristas activos como Carlos Ramirez, Marta Ruiz, Orlando Garcia y Antonio Garcia, luego en el 2003 con Eduardo Hernandez, en el 2008 con Cesar Tulio Velásquez Luna, Care Patrelok, en el 2009 con roztristas como Nelson Fory, Jesús Batista, Ricardo Castro y Janet Jimenez, en el 2010 Elizabet Bonilla, todos ellos hicieron sus puntuales aportes también, y están todos registrados y tenidos en cuenta, posteriormente ya en los últimos días puntualmente en gratitud a recientes diálogos con Marco Antonio Perez Garcia.

LA NATURALEZA DE LA DISCRIMINACIÓN ARTIFICIAL - ROZTRO 2010


Desde una lógica directa y amplia, se debería suponer que la naturaleza humana no es artificial en lo absoluto, porque esta en sí, se basa en el origen mismo de la tierra, de la roca, del agua, de las plantas y en general de toda la materia existente, incluyendo toda la vida y con ella los animales no humanos. Cuando un animal crea un nido, cuando un chimpancé busca una roca para alcanzar su banano, cuando un vertebrado come un alimento que jamás a comido para sobrevivir a una escases, le llamamos a todas sus acciones de inteligencia y de creatividad, solo instintos, y de raíz deslegitimamos su creación individual, y bajo la lógica coherente, todas sus obras, sus actos de sobrevivencia, de adaptación son solo actos de la naturaleza, de lo natural.

El caos comienza cuando nosotros y nosotras como seres humanos, dejamos de recordar que somos parte de esto, y firmemente nuestro ego y nuestro antropocentrismo más antiguo, cobra completo poder de nuestra lógica y nos hace creer que los humanos no somos animales, no somos naturaleza, y que por lo tanto lo que creamos tampoco lo es.



Todo acto realizado por el ser humano, por ser propio de un ser natural debería ser también un acto de la naturaleza y natural, pero nuestra actual comprensión del mundo al parecer está basada en magias y mitologías muy antiguas, en extremos antropocentrismos, destinando a nuestras infinitas creaciones al estigma contradictorio del artificialismo, y entre más elaborado y diseñado sea este, en esta retorica, mas se alejaría de la supuesta naturaleza, y por lo tanto, más se acercaría a la supuesta artificialidad. La contradicción no es nada disimulada dentro de estos dos conceptos supuestamente opuestos, y que todos deberíamos como regla fundamental dar un nuevo estudio a los conceptos mismos y sus cargas de prejuicios, para ver qué tanta verdad hay entre las supuestas distancias de uno y otro.


Los seres humanos, aun no hemos podido superar el misticismo por el misticismo, y el bien solo justificado en castigos, represiones, así como también en las magias y misterios del alma, esto confunde más el panorama del concepto naturaleza, desconociendo verdaderas esencias de esta palabra. Recordemos el hecho de que como seres humanos somos todos polvo de estrellas flotando en medio del universo como lo sugeriría el antecedente roztrista Carl Sagan, y sin embargo por miedo, territorialidad y desconocimiento, por milenios nos hemos trasformado ante nuestra propia imagen: en protagonistas, centros del todo lo existente, no animales, hijos únicos del creador del universo mismo. Un antropocentrismo avergonzarte nos quiere hacer ver grandes por nuestra capacidad de razonar y hablar, y olvida lo grande que podríamos ser en el momento de que ya no destruyamos mas nuestro único planeta, cuando no torturemos mas a los gremios de nuestra propia especie, cuando no seamos más monstruos con los millones de millones de otros animales no humanos.

Es como si el ego nos dejara ciegos, en todos los aspectos fundamentales de nuestra vida, económicos, científicos, filosóficos, psicológicos y morales. Así se revela una preguntas: ¿Somos cuerpos inteligentes que creamos naturaleza y morimos, o por el contrario somos semidioses de existencia eterna de creaciones solo artificiales?. Cuando ya de hecho por miles de años hemos llamado a nuestras creaciones como: “artificiales”, respondemos a la pregunta sin siquiera entenderla, o atrevernos a cambiar la respuesta.

Para toda la multitud de académicos, a través de los cientos y miles de años, la idea de lo "artificial" ha sido ligada a la condición de ser civilizado contrario a la de ser primitivo, pero fundamentalmente es ligada a todas las actividades de creación del hombre, porque en uno de los tantos ejercicios de máximo egocentrismo humano, aun nos maravillamos por saber el enorme poder que parece tenemos en interpretar, observar, entender, e intervenir la naturaleza misma, “naturaleza” en supuesta y contradictoria diferencia con la artificialidad.


El movimiento Roztrista nos invita a estudiar, enfrentar y replantear el concepto mismo de "naturaleza", y de igual forma, a reivindicar todos los derechos que algunos no admiten asumir como reales, por ser supuestamente contra lo natural. Hacer estas reflexiones sobre un concepto tan trascendente como lo "natural", por evidencia y por lógica nos hará también menos violentos, menos maltratadores, más influyentes, mas cambiantes y que seamos al fin, justos, por lo menos antes de que se termine la existencia de un planeta al que nosotros mismos estamos matando.

Históricamente, las víctimas más evidentes de esta lógica, son los que aparecen en el chasís de la ética contemporánea: Los movimientos LGBTI por suponer que estos van contra de la naturaleza. Las mujeres y sus luchas de equidad y empoderamientos por ser comparadas con los animales, y también por ser asimiladas con la visión de las épocas pasadas de una naturaleza primitiva, sucia, inmunda, carente de gracia, alma o humanidad, tristemente esa es la cruel e injusta razón u origen occidental de que la "diosa naturaleza Gaya" sea mujer y no lo es una romántica y linda como lo fuésemos deseado. También los hombres que han luchado por nuevas masculinidades justas equitativas, han sido discriminados por ser no naturales. Las etnias en el mundo por otro lado son triplemente victimas, en primera medida por las múltiples religiones destrozadas en las guerras santas de las diversas épocas, porque estas poblaciones multiculturales adoraban de formas puras y nobles a los animales, a los arboles y astros, y sus dioses y héroes semi-humanos con partes de animales o plantas, fueron el diseño perfecto para los demonios de las religiones poderosas opresoras, asociando naturaleza no solo a primitivismo, sino a pecado, demonología y magia maligna. Las mismas etnias Africanas, indígenas Americanas, Asiáticas, Australianas, y hasta las mismas europeas, también fueron llamadas cercanas a lo natural, desde lo primitivo, simple, estúpido, no civilizado, y fue el pretexto perfecto para ser esclavizadas bajo la lógica de que no eran totalmente humanos, y su supuesta naturaleza era ser esclavos. De todos lamentablemente menos conocidos para nuestras culturas, los animales son las principales víctimas de esta lógica cruel e irracional, convirtiéndolos en cosas, vehículos, ropas y comida porque es natural, y esa es su supuesta, determinada e inamovible naturaleza.


Desde el Roztrismo debemos hacer una reflexión sobre los actos generadores de dolor físico y emocional en contra de los cuerpos de los animales no humanos y humanos, estos últimos desde particularidades étnicas, sexuales, diferenciales, generacionales, culturales y personales.

Ha sido muy cínica la mala utilización de la palabra "natural" como herramienta de maltrato y de prejuicio en nuestra contemporaneidad cultural, perpetuando constantemente la contradictoria escusa para maltratar hasta la tortura, la muerte y la impunidad, y continuar con el maltrato.



Sin embargo, muchos guardan profundo silencio incluso en sus propias mentes a las contradicciones sobre este término naturalista. La medicina por ejemplo es nuestro código mas valioso para salvarnos la vida, la medicina no es natural, ni siquiera la homeopatía, porque toda la medicina es científica, toda ella es de invención humana. Los Derechos Humanos ya en todo el Siglo XX son primeramente aceptados mundialmente como esencias del humano mismo, como códigos mas allá de lo artificial, como nuestro código más vital y real, sin embargo todos silencian cuando recuerdan que todos los derechos, así como nuestro idioma, nuestras culturas, nuestras ropas, nuestros prejuicios, nuestras creencias y todo lo humano, es artificial, según una lógica mundial de "naturaleza y artificialidad" en definitiva ambigua, maltratadora, excluyente y manipuladora que tiene que ser examinada y replanteada de inmediato.

El principal alimento que el concepto de “naturaleza” tiene para condicionarnos y determinarnos a sus supuestas reglas, es la ambigüedad y no definición del concepto mismo, en el que le damos conciencia, sabiduría y justicia a unas reglas del juego evidentemente crueles, insensatas, al azar, y basadas en la física o el instinto de conservación.

Pero que sucedería si analizamos el concepto de la “naturaleza”, desde su esencia más básica, para ser criticado con el carácter merecido, veríamos tal vez un concepto muy humano responsable de confusiones, de violentas ideologías contra los derechos de los seres conscientes, y culpable también de múltiples malinterpretaciones e irresponsabilidades.

Somos naturaleza productora de artificiosos conceptos, todas nuestras visiones, y todos nuestros actos, desde los más tradicionales hasta los más contemporáneos, desde los más violentos y destructivos hasta los más conciliadores y éticos, todos, según la lógica actual, son ellos todos de esencia “artificial”, es decir que nuestras intervenciones y nuestras lecturas son propias solo de lo “artificial”. Pero ya es hora de plantearnos de forma sensata, la negación a todo esto, y decir en voz alta que la ética contemporánea aplicada, los derechos más fundamentales, y nuestras herramientas tecnológicas más sofisticadas, todas ellas, son tan naturales como el plano de ADN mismo de la vida, como el diseño de las montañas, del circular planeta tierra, o como el sofisticado nido de un pájaro Moscón, la razón de este planteamiento es clara, y esa es que no somos y jamás hemos sido semidioses, no somos realmente otra cosa más que animales, y nuestros actos no son más que actos de seres vivos increíbles y destacables de la naturaleza que tanto creemos no ser y ser al mismo tiempo.



Algunos se aterran, al creer que definir lo artificial como natural, es el fin de la ecología, de la protección planetaria, pero es todo lo contrario, la lógica antropocéntrista creadora de estos dos conceptos, es la que está acabando con nuestro planeta, y con él con nosotros mismos, entonces, ya es hora de un urgente cambio conceptual por lo menos de parte de los intelectuales, de las organizaciones defensoras de derechos y de los artistas en el planeta.

La retorica de lo natural, tiende a autodestruirse, porque si lo analizamos detenidamente, de todos los conceptos humanos, de todos nuestros imaginarios y planos conceptuales, de todos nuestros inventos mas rebuscados, la más maravillosa, completa y mágica de todas nuestras artificialidades es el concepto mismo de la “naturaleza”, que siendo una palabra, una percepción y una noción humana, es ella misma toda, un diseño de nuestro intelecto, un así mismo concepto artificial.

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¿Como un publicista creativo puede sentir que este discurso de la naturaleza es incompleto y contradictorio sin necesidad de decirlo abiertamente?, ¿y cómo utilizarlo en lo comercial como herramienta de comunicación?, la respuesta está en este video:



Les aconsejo verlo, es maravilloso, detenidamente sin prejuicio alguno escúchenlo, obsérvenlo, todo.

1 comentario:

  1. Yo tampoco estoy de acuerdo con el antropocentrismo y que el hombre es la medida de todas las cosas, debemos aceptar nuestra naturaleza y nuestra inmersión en un mundo idealizado lleno de juicios moralistas y paradigmas que crean confusión en el pensamiento.

    Roberto (México)

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